domingo, 27 de noviembre de 2016

faded.

Escalar alto, muy alto, hasta alcanzar las nubes, pedacitos de algodón que me cuidan de la caída. Ir colina arriba, entre cansancio y esperanza, entre mi amor y tu partida. Volar.
Cómo encontrar entre la verde hierba las huellas de tu sombra que caminan con ligereza y avidez, siempre escapando vaya a saber de quién o de qué.
Me pierdo entre el pastizal tan húmedo y similar, porque así como derramo lágrimas por ti, la naturaleza también llora por ti y por mí, por nuestra huida-sin-retorno que nos consumió el amor.
Me
 c
  a
   i
    g
     o
de a poquitos o de a mucho, pero es que no entiendo esto de echarte de menos cuando de menos no tiene nada, sino que cada vez es más y más y más. Siempre sumando cuando se trata de ti, nunca he podido restar nada.
Y si alcanzo la cima, déjame caer desde lo alto porque esta vez quiero sentir el viento contra mi cuerpo, despojándome de las nubes protectoras, de la vida.
Yo bailaba con las notas del piano que cada vez tocabas más de prisa. Sol, la, sol, la. Y me dejas saber con la música que sola, sola, me dejas sola. Que te largas para el do re mi fa sol la luna, y yo me quedo sola, sola, con tus notas abrazándome.
No te pude alcanzar, y lo siento. Tú tan allá en el cielo y yo tan aquí en la tierra. Pero te equivocas si piensas que detesto estar sola, si me ahogaré en mi soledad, porque no lo haré.
Me caigo y me levanto. Me pierdo y me encuentro. Yo puedo, yo puedo.



domingo, 2 de octubre de 2016

Hoy lloro por Colombia.

Escribimos de amor, de tristeza, y de miles de cosas más que nos mueven los sentimientos hasta formarnos un nudo en la garganta que se aferra con fuerza hasta dejarnos con el alma oscilando entre gritar o llorar en silencio. 
En estos momentos, lo que más me remueve los sentimientos hasta arrebatarme la respiración para llevarme un paso más cerca de la muerte, o mejor dicho que me lleva más cerca de vivir, (porque irónicamente cuando estamos con el dolor en los adentros ya para un paso de rendirnos ante la muerte, es que aceptamos más la vida como un regalo que debemos cuidar con todos sus pedacitos que se riegan en frente de nuestras narices), es el dolor que siento por mi país. Un país con falta de educación, lleno de egoísmo y de violencia, que solo avanza para retroceder más hacia la decadencia.
Me duele el país sin alma en el que me encuentro, y aún más porque yo mismo no he hecho nada para contribuir a cambiarlo. Y es que, el conformismo, la falta de empatía, perdón, y amor es lo que nos ha movido como seres inconscientes en este mundo, que nos han metido en la cabeza la importancia de un reinado, de las ferias, de salir a beber cada noche, de dejar los estudios y los libros para ganar dinero fácil y mantener un cuerpo bonito que solo dura menos de un segundo. Esperamos que todo nos llegue resuelto sin hacer el mayor esfuerzo, carecemos de disciplina y responsabilidades porque la comodidad es nuestra mejor aliada y el "no me importa nada" nuestra religión.
Suficiente, me parece inaudito y decepcionante que incluso con oportunidades para mejorar todo, el pueblo siga de ignorante manipulada por partidos políticos que no son más que ciegos por el poder. Esto no se trataba de una campaña política, de adorar a unos tipos que llevan el proceso, esto se trataba de encaminar al país para volverlo mejor, de darle la oportunidad de una educación y una calidad de vida a miles de niños que cada años eran reclutados forzosamente donde se les daba un arma en vez de una infancia, de unir familias que se desintegraron por la violencia y el desplazamiento, de evitar que muchas otras dejaran de enterrar a sus familiares o a su amigos. Dicen querer la paz, acabar con la violencia, pero gritan como si fuera su último hálito de vida "NO queremos dejarle el país a unos asesinos, pero sí queremos la paz" y envían personas con fusiles a combatir otros que como ellos solo creen en las armas, y eligen otros asesinos (que aunque no toquen un arma, asesinan a miles de habitantes negándoles su salud, su educación, sus oportunidades y quedarse con todo el poder) para gobernar al país. Dolor, dolor. Carecemos bastante de amor, pero estamos sumergidos por el odio.
Con nada he llorado más que con una decepción de estas donde le hemos dado la espalda a una paz que de a poquitos florecería, pero que la hemos destruido con la más cruel ambición que se apodera de nuestras vidas.

Y ahora piden calma, serenidad, tranquilidad hasta que todo retome su rumbo normal. ¿Es en serio? Calma es lo que hemos tenido por todos estos años porque nos hemos hecho los ciegos y sordos ante el sufrimiento de personas que cada día lloraban la muerte y la tragedia en sus vidas, ya ha sido suficiente calma, y la oportunidad que se nos ha dado para finalmente ser ciudadanos con moral la hemos desperdiciado. Qué tristeza.


jueves, 14 de julio de 2016

Teorías, caos y besos.



Ella tenía nombre de estrella. Poco sabía del universo y sus maravillas pero ella tenía nombre de estrella y sabía que me estaba metiendo en un campo magnético, fascinante, sin gravedad, peligroso, pero desde pequeño soñaba con ser astronauta así que decidí sumergirme en ese nuevo mundo que me esperaba.
Admito que me interesaba la astronomía pero comprenderás, la física nunca fue lo mío así que no le daba mucha vuelta al asunto en profundidad. Verás, amaba los misterios que comprendía esta ciencia pero tantos números, lógica, leyes, el comportamiento de la energía, el tiempo, el espacio y su interacción en el mundo no era lo mío pues sabrás que nunca fui un chico sistemático ni de orden, más bien he sido de abstracción y desorden.
Pero tenía en frente mío una estrella así que decidí escucharla, admirarla y comprenderla sin conocer ninguna mierda de las teorías que implicaba el adentrarse en ella y solo bastó unos minutos para verme envuelto absolutamente en ese universo y tener mi mirada fija en esa estrella.
Solían confundirnos y decir que parecíamos una pareja, y podía ser verdad pero las etiquetas nunca fueron lo nuestro y tampoco nos queríamos de ese modo (mentira). Pero llegaba la calma de la noche y entre discursos medio idos, vino de media noche y una constelación predominante nos confundía y terminábamos llenos de besos y caricias, haciendo el amor (o destruyéndolo) sin medida.
Debió ser muy tarde cuando me di cuenta que debí conocer de física, de química y de amor, porque cuando aterricé te habías ido muy lejos mientras yo seguía atascado en figuras geométricas, simetría y organización que me enseñaban de manera crucial lo que nunca quise aprender cuando tuve la oportunidad.
Mujer con nombre de estrella, por fin sé en qué consiste la acción y reacción, y perdón por no haber reaccionado contigo cuando estabas a mi lado.

Gracias por el fuego (corazón coraza)

Me lo repetía constantemente hasta dejar mis oídos aturdidos de sus palabras: el rojo es tu color, no me dejes. "El rojo es tu color, no me dejes" como un eco continuaba sonando pero no entendía a qué se refería con aquellas palabras pues definirme con un color carecía de sentido y más si le adjudicaba a la frase tal petición tan profunda como era no dejarla. 
El rojo podría significar muchas cosas, pero sabía que ninguna de ellas me definía como Dolores lo estaba haciendo de manera tan segura y tajante.
"Tu color es el dorado. No me dejes." Ahora yo también la definía con un color hasta caer en ese juego de matices que comenzaban a apropiarse de nuestra vida y terminar siendo un color en un mundo lleno de tonos grises y apagados. Entonces era mi turno para repetir con exigencia que no me abandonara porque yo prefería ser un rojo atardecer a una dorada madrugada como ella.
Así nos aferrábamos, a la idea de que el rojo y el dorado podían mezclarse a pesar de sus diferencias y Dolores me acariciaba con esa ternura que solo ella podía transmitir para apaciguar lo que intentaba separarnos como si se tratara de un bichito que recorría nuestro cuerpo y que ella intentaba matarlo con sus tibias manos.
Como la carencia para expresarme con palabras siempre ha sido mi problema, le respondía con letras en poemas (si acaso pudieran definirse como poemas) y con besos frenéticos por toda su suave y distinguida piel con lunares que ella dejaba al desnudo.
"Dolly, mi amada Dolly, arráncame la piel que yo desnudaré la tuya para que te quedes en mi alma. El rojo puede ser la coraza de mi corazón y el dorado el del tuyo, pero tú serás mi alma, yo seré tu alma, así que no me dejes. Oh, mi amor, ya sé que eres mejor que todas tus imágenes y tengo que amarte, tengo que amarte." Mis palabras ahora resonaban en su alma y nos quedamos en silencio abrazados mientras apreciábamos el momento, nos habíamos quedado en pausa. Todo parecía infinito, y Dolores así lo sintió también entonces le encendí el cigarrillo y me susurró rompiendo aquel silencio: Gracias por el fuego, Ramón. Así que en ese momento y con esas palabras sellamos nuestro pacto. "Gracias por el fuego" lo repetí sabiendo todo lo que encerraba aquella frase pues nos habíamos encendido fuego que aún no se apagaba para nuestra suerte, e incluso habíamos creado una especie de color formado por rojo y dorado que cada vez se mezclaba con más pasión.



La tregua.

Me parecía terrible que Laura actuara de ese modo conmigo: me enamoraba y luego me alejaba de la manera más drástica. Vaya a saber si me quería pero de lo que sí estaba seguro era que tenía una manera especial de herirme. Ella era un vaivén de sentimientos en los cuales yo quedé atrapado sin querer, de la manera menos esperado, así como empiezan esas grandes historias de amor, por casualidad.
Laura trabajaba para mí, mostrando esas piernas esbeltas con ese andar tan delicado y característico de ella, pues habíamos caído en la típica situación de jefe-empleada teniendo encuentros casuales (que eran lo menos casuales) en el trabajo, en nuestra pieza del hotel, en su departamento, en mi departamento y en lo que después llegamos a concebir: un departamento para los dos, nuestro hogar. Pero todo eso sucedió después.
Cuando llegó a mi vida, ella intentaba hacer todo lo contrario a seducirme, me fastidiaba, y yo siendo un hombre cansado de todo me molestaba su sola presencia, así que llamarle por su apellido era lo mínimo que podía hacer para demostrarle el poco afecto que tenía por ella. "Avellaneda" lo pronunciaba con repudio, pero sin darme cuenta, al mismo tiempo pronunciaba mi condena pues me estaba referiendo a ese fruto seco que como ella, a pesar de su fría apariencia, Avellaneda esperaba ser mordida para conducirme por ese abismo de sabores y volverme adicto a ella.
Pero quién iba a saber que yo mismo me había puesto el arma en esa boca que desde hace mucho había perdido su gracia, así que con ignorancia seguía pronunciando "Avellaneda" cada vez con más frecuencia y con menos repudio. Y fue ese día, cuando me di cuenta que mi vida era absurda y que moriría con un trabajo aburrido, con la sombra de mi ex pareja que me perseguía de la tumba y unos hijos mal agradecidos, que vi a Avellaneda en ese café de la esquina. Noté que antes no la había visto, y ahora mis ojos percibían la figura más extraordinaria de una mujer que lucía ordinaria, y ella me vio también por primera vez.
━ Laura, he terminado de escribir un diario sobre todos los días que pasamos juntos.
━ Laura, por qué me abandonaste.
━ Laura, me devolviste la vida a cambio de la tuya. Te robé tu vitalidad como un parásito, y te fui matando lentamente sin darme cuenta. Al fin y al cabo fui yo quien te hirió.
━ Perdón, Avellaneda.
Me parecía que la vida había sido muy perra conmigo como para quitarme a Avellaneda de mi lado justamente en el momento que me sentía con la vitalidad que nunca antes había tenido. Releía sus cartas con el sello de "Señor, Santomé" imitando su tono como ella tantas veces pronunciaba.
Amar a Laura había sido lo que necesitaba para sacarme de tantas incoherencias con las que contaba. Después de todo, yo ya había perdido el sentido de las cosas y ella me había enseñado a vivir.
"Lo que uno quiere de verdad, es lo que está hecho para uno; entonces hay que tomarlo, o intentar: En eso se te puede ir la vida, pero es una vida mucho mejor…"


nightlife.

“Nada era cierto, el mundo era una gigantesca falacia, una obra de teatro, un montaje que en algún momento habíamos confundido con la realidad, quedándonos para siempre atrapados en una representación vulgar y muchas veces de mal gusto.”
¿Seguiría en aquellas andanzas? ¿Realmente valía la pena llevar ese ritmo, dejando su vida en manos de la rutina llena de adrenalina sin sentir lo maravilloso que puede ser el vivir sin ataduras (aunque se sabe que siempre hay algo de lo que se está atado)? Se lo cuestionaba diariamente, cada que sentía el peso del cansancio apoderarse de él, llevándolo a un extremo de agonía por no hacer algo más que solo sobrevivir. Sabía que no había un trabajo que calzara tan a la medida como el que tenía, después de todo, las noches eran sus aliadas desde que tenía memoria y ahora eran parte de él, le daban su identidad, pero aun así sentía la necesidad de dejar todo atrás como una serpiente deja atrás su piel para lucir una completamente renovada con escamas más brillantes y saludables. Era irónico, las serpientes siempre le habían asustado y ahora se comparaba con ellas, pero en esos momentos realmente le hubiese gustado cambiar su piel, cambiar su rostro, cambiar su esencia y todo lo que en ese momento era por una completamente nueva, fresca, y mejor vida.
– Ya es hora. – Sus amigos, compañeros y los clientes, lo esperaban para poder abrir uno de los club que manejaba en una esquina de Hongdae, barrio reconocido por tener en sus calles escenas de música y arte por doquier. Era el dueño de gran parte de la escena nocturna que predominaba en la ciudad pero sabía que no sería por mucho tiempo, y quizá por eso era que sus miedos comenzaban a relucir en él para recalcarle las condiciones con las que había llegado a la posición en la que se encontraba. Deshonestidad, corrupción, caos, una mezcla de excesos y ambición que por tanto tiempo lo seducían ahora se vengaban de él.
Miraba hacia atrás recordando cómo su vida había tomado tal rumbo, pero sabía que desde siempre había estado destinado a ello, pues su vida había estado planeada sin que tuviera la oportunidad de hacer algo por cambiar. Pero ahora, después de tantas pesadillas realmente quería cambiar todo lo que creía real, toda su vida, ¿y cómo podría escapar? Ahí estaba el dilema, no podía.
Observaba el Club NB, lugar donde era como si se conectaran dos mundos diferentes y, de este al que acababa de entrar, le gustaba en especial. Las luces intermitentes, el sonido de hip-hop, el calor de la gente y el olor a alcohol, humo, drogas y a sudor le indicaba que nunca podría dejar aquellos vicios que tanto le gustaban. Pero debía hacer algo contra ello, se lo debía a sí mismo, se lo debía a ella.
“El más siniestro de los sufrimientos es el de verse poseído por fuerzas extrañas que desvanecen la identidad.” ¿Identidad? Sentía que nunca tuvo una pues se le habían impuesto por culpa de sus descuidados padres, y él tampoco había hecho nada al respecto cuando todo recién iniciaba. Se arrepentía. Ya no soportaba ni la presencia de quienes consideraba sus amigos pero que solamente lo habían hundido más en ese abismo infinito. Si muchas personas alrededor del planeta se sienten derrotadas, están deprimidas, tienen trastornos alimenticios, consumen alcohol desaforadamente, son adictos a drogas legales e ilegales, y necesitan ayuda médica para poder soportar sus vidas planas y sin sentido, por algo será.
Debía seguir luchando contra sus temores y la seducción que intentaban alejarlo de sus deseos de terminar todo de una vez, aunque su vida corriera peligro, aunque se destruyera, pero ya era hora de poner un fin a quien creía que era.


De sterrennacht.

"Estar sumido en un insomnio caótico,o adentrarme en el onírico mundo de pesadillas que me recuerda constantemente mis más íntimos secretos, mis errores más grandes y la vida que llevo por culpa de mis malas decisiones."
Sentía el sudor recorriendo con furor su cuerpo, como si estuviese envuelto en llamas que le quemaban a carne viva su cuerpo, dejando las marcas de pecado incluso en sus entrañas, a medida que sus pesadillas ahondaban cada vez más para arrebatarle sus sueños e indicarle que era hora de aterrizar, de salirse abruptamente de sus más recónditas y temerosas reminiscencias sirviendo como señal el tono oscuro que comenzaba a colorear su habitación, su alrededor, su vida. Era verdad que estaba envuelto en una maldición que le hacía sentir una vez más la dualidad entre su cuerpo y su interior, pues su cuerpo parecía inhóspito, sin señal de vida. Estaba vacío, completamente vacío, mientras que su mente volvía a tornarse pesada y el dolor se apoderaba de su alma.
De entre la sombra que lo rodeaba, lograba divisar muchas estrellas todas de un tono blanco, como indicándole que aún existía la luz y la esperanza. Lo inquietaban, si algo había de inquietarle eran esas peculiaridades que le sucedían en un mundo tan plano y sobrio, que le hacían generar una amplia curiosidad por querer agarrarlas todas y coleccionarlas, así como con sus sueños que iban quedando aprisionados día tras día. Pero, se iba quedando ciego, e iban desapareciendo una por una de su vista. ¿Cómo era posible que primero la vida lo ilusionara con salvarlo y luego le arrebatara todo en un instante? Ya de nada le servía cerrar los ojos si de todas maneras se iba a quedar en esa oscuridad absoluta con los ojos abiertos.
Así, decidió darse por vencido y encender un cigarro, o mejor dicho, dos: uno para él y otro para la muerte que desde hacía un buen tiempo lo venía acechando cada vez más de cerca. Todo comenzaba a carecer de sentido para él, por lo que en esos momentos le pareció adecuado invitar a la muerte a pasar el rato (o a dejar pasar su vida), encendiendo el último cigarro mientras la observaba dar bocanadas de manera apresurada o quizá de manera molesta porque lamentablemente él aún no se iría con ella.
— ¿Detendrías los relojes por mí? Desde ahora no existe más el tiempo, de hecho, nunca ha existido para mí.
Le dice a la muerte como si estuviera mostrando su derrota, pues ya quería irse con ella. Después de todo, su compañía se había vuelto cálida y acogedora.
—Volveré. No lo dudes.
Sentía cómo la muerte le susurraba a manera de respuesta, mientras depositaba las cenizas de un cigarro consumado con desesperación dejando el insensible cuerpo de él flotando, sin gravedad, sin visión, y lleno de temores. Sabía que no debía fiarse de la muerte ni mucho menos de la vida, sin embargo las estrellas vuelven a aparecer (siempre estuvieron ahí), observándolo desde lejos para comenzar a llamarlo con insistencia pues no había mucha distancia que los separara. Quería acercarse, quería tocarlas, pero ese fuego que lo rodeaba junto a la extensa marea negra que parecía interminable y que avanzaba con rapidez entre sus pies, se iba apoderando más de él. Por consiguiente, ahora era el turno del abismo quien comenzaría a llamarle y a seducirle, a medida que la luz de las estrellas se iban haciendo más grande, volviendo al limbo entre dejarse caer o extender sus alas por el cielo.
Despierta, despierta.
Las palabras se iban volviendo difusas y distorsionadas pero finalmente iba comprendiendo que era hora de volver de ese sueño que noche tras noche tomaba lugar en su subconsciente. Abrió sus ojos y por un momento la vio a ella, aquella mujer que de las sombras lo perseguía. Debía dejar de consumir tantas sustancias que solo le alteraban el funcionamiento de su cerebro y le distorsionaban aún más su realidad, pero más que todo, debía aprender a convivir con su pasado.


Müss es sein? Es müss sein! ¿Tiene que ser? ¡Tiene que ser!

De nuevo su mente se encontraba en un dilema. Recordaba ensimismado las conversaciones que tenía con su padre cuando era pequeño, esas palabras las cuales creía que eran su tiquete de la suerte y que por años mantenía atesorado pues para él lo habían sido todo pero ahora, perdido en aquellas frases notaba lo despreocupado y carente de sentido que solo una boca tan vacía con aliento a alcohol y tantos vicios más podrían haber pronunciado.
"Si quieres ser alguien, trabaja por eso sin importar los medios, lo fundamental es que llegues a la meta." ¿Cómo un consejo de esa magnitud podía haberlo utilizado como su mantra durante toda su vida? "Sin importar los medios"... Y así había hecho, logró llegar hasta la cima de sus objetivos "sin importar los medios", aquellos que ahora mismo le reclamaban con venganza las atrocidades a las que había sido capaz de realizar solo por buscar un estilo de vida que ya no le importaba ni quería, un estilo de vida pérfido el cual no estaba dispuesto a mantener.
Arrepentimiento, para él arrepentirse significaba tocar fondo mientras intentaba con acciones salir de aquel martirio que lo perseguía. Decepción, para él significaba sentirse incapaz de no poder realizar acciones para salir de aquel martirio que lo perseguía. Y así transcurrían las horas, entre el arrepentimiento y la decepción, entre la esperanza y la poca fuerza de voluntad.
Su padre había sido inteligente en muchos aspectos diferentes, como en la política o el arte, pero esos momentos de lucidez no duraban mucho, solo un instante. Y luego recaía en ese estado de vaguedad y ambigüedad que no le aportaba nada a nadie, que solo lo destruían a él y a los de su alrededor dando consejos como "sin importar los medios". Lo conducía a la destrucción mientras se ocultaba en aquella fachada de seguridad que transmitía (como sucede con la mayoría de los políticos cuando hablan con certeza en un discurso lleno de maldad). Su padre pudo ser político y sacarlos de la miseria con la que contaban, qué desperdicio.
Había vuelto a la calle para recolectar unos cuantos gramos de tantas drogas que se había acostumbrado a consumir. Así transcurría su día a día: casa, arrepentimiento, trabajo en los clubes nocturnos, muchas ganancias, calles, muchas drogas, pérdida de ganancias, decepción, casa. Y de nuevo iniciaba el ciclo.
De su madre no pensaba mucho, nunca fue muy cercano a ella pero le quedaban los libros que ella una vez decidió regalarle y que ahora eran todo lo que le quedaba y el refugio que necesitaba en momentos de pesadez. Leía La insoportable levedad del ser especialmente, para calmar su interior:
"Tomás dijo una vez más: Ja, es muss sein (sí, tiene que ser).
A diferencia de Parménides, para Beethoven el peso era evidentemente algo positivo. 'Der Schwer gefasste Entschluss', (una decisión de peso), va unida a la voz del Destino ('es muss sein'); el peso, la necesidad y el valor son tres conceptos internamente unidos: sólo aquello que es necesario, tiene peso; sólo aquello que tiene peso, vale.
Esta convicción nació de la música de Beethoven y, aunque es posible (y puede que hasta probable) que sus autores hayan sido más bien los comentaristas de Beethoven y no el propio compositor, hoy la compartimos casi todos: la grandeza del hombre consiste en que carga con su destino como Atlas carga con la esfera celeste a sus espaldas. El héroe de Beethoven es un levantador de pesos metafísicos."
¿Cargaba su destino en sus manos? Pero en sus manos solo llevaba un vaso de whiskey, y un porro de marihuana consumado. ¿Ese era su destino? No, no, debía hacer algo por eso.


Empatía.

¿Cómo era posible que un documental pudiera significar tanto para él? Las películas y documentales se habían vuelto de cierta manera lo que más le gustaba hacer desde un tiempo atrás. No entendía en qué momento llegó al punto en que su tiempo libre lo dedicara solamente a esta actividad pero le traía calma, en cualquier momento, en cualquier situación, y a la vez le despertaba infinidad de emociones en su interior que no podía explicar en palabras pero que estaban ahí, recorriendo cada surco de su alma.
Con el tiempo comprendió que era el otro punto de vista y los diferentes lados de la historia que los documentales proyectaban y que desmentían todo lo que alguna vez las mismas películas le mostraron para lavarle el cerebro producto de una industria vacía e ignorante. Películas donde los indígenas eran los malos, mientras tipos del oeste con botas brillantes y armas bien cargadas quedaban como los héroes luego de destruir sus tierras, sus vidas y todo lo grandioso que la naturaleza brindaba solamente por un ideal consumista y ambicioso de tener el poder de todo lo que fuera posible; o películas en los cuales está la típica historia de la mujer débil, femenina, perfecta, que necesita ser rescatada por un príncipe para vivir felices. Le molestaba demasiado prender el televisor a ver programas tan vacíos que solo fomentaban la ignorancia y aumentar la brecha entre quienes tienen el poder de manejar a las personas y quienes se dejan controlar. Realmente le molestaba.
Pudo darse cuenta que su amor por varias películas y documentales crecía debido a la otra cara de la moneda que no se atrevían a mostrar, y desde ahí partió todo. Sentía la necesidad de ayudar a los demás cada que sus ojos se abrían por medio de aquellos documentales, películas o noticias, y le era inevitable quedarse con los brazos cerrados. A pesar de que el camino que él había trazado para lograr sus objetivos no fueron los más correctos ni los más morales, una parte de su dinero lo destinaba a viajar para hacer obras de ayuda a los demás brindándoles comida a quienes lo necesitaba, asistencia médica, y sobre todo, hacía actividades con las comunidades. Todo lo que estuviese a su alcance. Pero no se trataba solamente de ayudar a las personas, pues su empatía consistía en tratar de comprender a todos hasta llegar al altruismo sin excepción (incluyendo animales y la naturaleza) y era por esta razón que él se había vuelto vegano. No soportaba la idea de comerse a otro ser vivo a costa de su sabor o de sus 'proteínas', así que rechazaba desde pequeño estos 'alimentos' además por lo contaminante que era la industria animal con el medio ambiente y lo dañino para la salud que eran esas carnes con químicos.
Aprovechaba su habilidad con los procedimientos médicos que en su infancia se había visto obligado a aprender cada que tenía enfrentamientos con pandillas o cada que sus padres entraban en crisis graves por el abuso de drogas. No eran procedimientos muy avanzados, pero era bastante conocedor en el tema y le eran de gran ayuda.
Se caracterizaba por ser una persona bastante sensible, y sus amigos siempre se lo recalcaban a pesar de la fría apariencia que poseía, y esto le permitía entenderse rápido con la situación de los demás y sentirlas como propias permitiéndole realizar esas pequeñas acciones con quienes lo necesitaban.
Entendía que debía trabajar en sí mismo primero, pero le era inevitable dejar de involucrarse en situaciones que él sentía que necesitaban al menos un poco de ayuda.
— MinHo, ya deja de preocuparte tanto por los demás.
Se lo repetía su mejor amigo, una y otra vez, a cada segundo que pudiese luego de observarlo tan alterado uno de esos días en que a él le daba por cuestionarse todo y sentía impotencia por no hacer nada más para ayudar.


Infantia.

MinHo caminaba por las calles que alguna vez de niño pisó ansioso cuando jugaba a no pisar las líneas que se dibujaban en los andenes, y por un breve momento se sintió niño de nuevo, recordando aquellos días en los que la felicidad se resumía en lo más simple del día. Por unos instantes se vio a él mismo en otra calle, en esas que se ubicaban al frente de su casa de la infancia donde jugaba en las esquinas con las piedras cuando se quedaba solo, y quizá era eso lo que recordaba: aquellos momentos solitarios en los que encontraba felicidad de la manera más sencilla sin tener preocupaciones. Y ahora él caminaba por otras calles más limpias y ruidosas, pero ya no le transmitían esa felicidad como antes, y sintió cómo los años habían pasado sin que se hubiese dado cuenta.
De repente notó todos los cambios en su alrededor, todo envejecía y sentía cómo poco a poco iba quedando al desnudo con una piel arrugada, desgastada, menos lozana. Estaba perdiendo en su cuerpo lo que alguna vez le recordaba lo que había sido su infancia. En una vida adulta tan agitada no había podido darse cuenta de que todo cambiaba e iba perdiendo su vigor desmesuradamente, y se asustó. Decidió volver a recordar aquellos hábitos de su infancia pero se dio cuenta de que no tenía muchos pues las circunstancias en su pasado habían hecho que él madurara de manera obligada, se lo habían impuesto sin su consentimiento y ahora la vida se lo echaba en cara por dejar que arruinaran la niñez que no pudo tener. Le habían arrebatado una parte de él que nunca tendría y ahora cargaba con las consecuencias de ello: una vida adulta para siempre en su memoria.
Qué egoísta había sido la vida con él quitándole tan preciados momentos para dejarlo en un estado inerte sin recuerdos gratos para conservar. Era como si en su mente le hubiesen borrado los recuerdos de una adolescencia para implantarle los de un adulto joven que intentaba huir de su pasado. Y pensó en el ciclo que las personas aprendían en sus primeros días: nacer, crecer, reproducirse, morir. Entre nacer y crecer se desprendía todo el proceso denominado como "infancia" que el había omitido por completo y ni qué decir sobre reproducirse. Era una maldita farsa tratar de poner ese ciclo en los seres humanos, no encajaba. Solo restaba el morir que podría suceder en cualquier momento sin necesidad de todo un ciclo.
— A veces eres todo un niño.
Palabras como esas dichas con frecuencia por quien había sido su novia, ahora tomaban forma. MinHo a veces era todo un niño porque nunca fue uno y por momentos sentía la necesidad de serlo sin que se diera cuenta. Quería ser un niño para intentar tener una infancia aunque le tocara preocuparse por pagar los servicios de la casa, por trabajar para tener un sustento, por beber y drogarse para olvidar, preocuparse por vivir como un aburrido adulto.


Adulthood.

Las primeras veces, las primeras experiencias y todo lo que conllevara el término "mi primera..." resultaba ser una marea de sentimientos porque era sabido que cargaba con un alto significado emocional. Pero, al fin y al cabo, se está aquí precisamente por esas primeras veces pues de acuerdo con lo que creía MinHo, él solo estaría en el mundo una vez para vivir todo a la primera sin tener una segunda oportunidad para repetirla o comprobar decisiones. Sin embargo, el problema radicaba en no dejar que se experimentaran nuevas situaciones y quedar plasmados en una rutina tediosa que robara las emociones hasta dejar personas insensibles.
La vida se encontraba perdiendo la magia de las primeras veces para volverse una especie de planeadores y bocetos que prepararan el día al día haciendo lo usual cada vez de manera más arreglada, pero por suerte, los días y las noches están diseñados (porque también fueron planeados y en parte tienen su rutina) para sorprender a la gente con algo diferente en cada momento, así fuesen las conversaciones, el clima, la manera de moverse, todo se volvía diferente al transcurrir el tiempo pero a veces era solo eso, momentos diferentes a lo habitual pero no nuevos.
De entre los recuerdos de MinHo luego de verse envuelto en un profundo hastío con su patética vida, recordó esa primera vez que le desencadenó todo lo que ahora era: “mi primera vez como adulto.” ¿En qué momento se había convertido en un ser mayor? Y es que no era necesario tener una identificación para certificarle que tenía la edad adulta, pues la primera vez para él no fue cuando cumplió la mayoría de edad sino que fue en el momento en que sus padres murieron consumidos por la dependiente vida de las drogas donde a él le tocó salir adelante por su cuenta dejando todo lo que alguna vez le caracterizó como niño, viviendo en las calles vendiendo esa arma asesina que mató a sus padres y que le fue matando su infancia, experimentando una serie de cambios en sus pensamientos más maduros (por no decir que no eran acordes a su corta edad) pero menos morales.
— Déjate de bobadas y empieza a trabajar que no vas a lograr nada si no te esfuerzas.
— Pero quiero jugar..
Recordaba cuando su compañero le reprendía en varias ocasiones pues, como él, ambos querían salir adelante para conseguir sustentos y lograr alcanzar un mejor estado, pero que al principio se le dificultaba a MinHo debido que no siempre seguía las órdenes de sus jefes, hasta que poco a poco se fue volviendo una máquina y por inercia trabajaba.
«Nunca permitas que te vuelvan persona mayor, hombre respetable. Nunca dejes de ser niño.» Había fallado, ya era muy tarde. Se había vuelto una persona mayor, aunque todavía le faltaba adjuntarle el adjetivo respetable, pero ya se había vuelto un adulto por primera vez, a la fuerza.
Fue a partir de ese suceso, que tuvo un sinfín de primeras veces, todo era una primera vez, pero ahora sentía como si nada avanzara y se quedara estancado o encerrado, pues todo se había vuelto muy parecido y estaba perdiendo la capacidad de asombrarse. Requería de una primera vez con urgencia, sabía que esa era la receta formulada por el doctor, pero sentía marchitarse por dentro y quedar sumido en un profundo desánimo. Se estaba volviendo tarde para salir de esa jaula en la que se encontraba todo por experimentar muchas primeras veces de manera seguida influenciado por aquel sistema que lo habían exprimido hasta dejarlo seco y vacío, por un consumismo que quería manejar todo con prisa y dejar a las personas en la nada.


Refugio.

Alguna vez alguien me dijo hace mucho tiempo atrás, que la música siempre estaba en todos lados, y lo único que debíamos hacer era escuchar atentamente. Yo no me creía ese cuento porque siempre me vi como un hombre desconfiado y si no tenía pruebas de que en una habitación silenciosa pudiese escuchar una composición de sonidos que se formara sin la necesidad de yo mismo poner canciones, era absurdo que escuchara música alrededor. Y por un momento realmente me creí mi teoría de que ese hombre estaba loco y no sabía de lo que hablaba. Sí, me atreví de tildar a alguien de "loco" cuando era yo el incoherente, qué locura la mía.
Pero un día, decidí abandonar mi arrogancia y mi apresurada vida entonces ahí lo descubrí todo. Me encontraba en silencio en mi habitación y todo parecía formar una armonía que se mezclaba con aquellas gotas de lluvia que azotaban en mi ventana enfurecidas por haber rechazado anteriormente el sonido de las cosas, y de repente todo se transformó en música. Era verdad, el silencio también forma parte de la partitura y por eso es tan importante en una composición musical. Entonces, supe que toda mi vida había estado ignorando los sentidos por estar siempre ocupado en el trabajo y en el agitado estilo de vida pasando 26 años de esa manera, ignorando mi alrededor.
La mayoría de las noches, me encontraba en algún club nocturno registrando que marchara bien el trabajo, aprovechando para tener en la zona privada el entretenimiento reflejado en unos cuantos bailes eróticos de mujeres de piernas largas y piel delicada que desataban mis deseos, las cuales entre bebidas y drogas solo amplificaban mis sentidos de manera descontrolada, no era de sorprender que todo ese tiempo me encontrara ignorándome a mí mismo y a lo que me rodeaba, quedando en un estado de pausa entre la realidad y lo que creía ver.
Pero en ese momento en que decidí quedarme quieto y escuchar atentamente el medio que me rodeaba, pude encontrar un refugio y a la vez un escape de todo. Tan solo bastaba con detenerme un momento para hallar la música que me guiara a la tranquilidad, y ese era definitivamente el problema, estaba ignorando hasta mis sentidos para envolverme en la cotidianidad apresurada que me manipulaba. Ya mis ojos ni siquiera veían realmente por estar pendientes de aquellas pantallas como la televisión, las cámaras, el ordenador, las ventanillas, en los cuales ponía mi más íntima confianza para dejar que me mostrara la realidad, y luego pretendía buscar un edificio con una maravillosa vista exterior y ¿para qué si los edificios están construidos para que observe solo una parte en en específico y me quiten el panorama de lo demás? Tampoco escuchaba nada por dejarme llevar del barullo y el cúmulo de sonidos fuerte que aturdían mis oídos. Me encontraba anestesiado de todo y por un largo rato pensé que estaba bien.
Todo este tiempo fui un hombre sin sentidos, pero finalmente logré encontrar en mi propio alrededor el refugio que necesitaba para volver a ser un ser humano con sus sentidos completos.


domingo, 1 de mayo de 2016

No soy Beethoven, pero también encontré a mi amada inmortal.

    
Si la ven, díganle que aún la amo en demasía, que desde la conozco cada surco de mi cuerpo y de mis adentros tiene su nombre. Aún escucho aquellas melodías que solíamos cantar al unísono cuando las palabras se volvían ausentes en nuestras conversaciones, o simplemente nos hundíamos en ese placer de deleitarnos con esos sonidos tan especiales en un mundo tan nuestro (ya sabes, siempre tarareamos un poco de jazz, algo de rock&roll o, si nos encontrábamos en nuestros momentos de revolucionistas, algo de música protesta para caer en profundas ideas que nos llevaran a odiar a todo el mundo, a nosotros mismos).
Siempre serás parte de mí porque eres yo y yo soy tú, qué maldita condena, y creo que ese es el precio que debemos pagar por ser almas gemelas verdaderas, pues siempre seremos uno ya que jamás había encontrado alguien que tuviera mis mismas creencias, ideas, razonamientos, debates, situaciones e incluso que leyéramos las mismas cosas, nos gustara la misma música o viéramos las mismas películas, qué loco. Me abriste los ojos y me devolviste la vida pero ahora te pertenezco por la eternidad.
Si la ven, en serio díganle que aunque no nos soportemos, la amo con todo lo que soy y lo que no soy, la amo profundamente, eternamente. Maldigo las leyes de física y su magnetismo, "los polos iguales se repelen." ¿Cómo es posible que me repele alguien que es exactamente igual a mí y que ame con todo mi ser? Sí, definitivamente comprobé que es posible pero quisiera no creerlo, arrancar cualquier impedimento de no estar juntos para que nos amemos y odiemos sin trabas, como nos merecemos pero no se puede.
Te amo y te odio, aunque te odio más de lo que te amo y eso lo sabes muy bien, pero al fin y al cabo te amo como nunca he amado y te llevaré siempre conmigo, mi amada inmortal.


mi amada inmortal


domingo, 27 de marzo de 2016

Selene.

❝Vi la luna sola, incapaz de compartir su fría belleza con nadie.❞
La oscuridad gélida con la que contaba el cielo, hogar de dioses a donde ella era perteneciente, se encontraba apacible y monótona como hacía muchos años solía ser. Después de todo, seguía la misma rutina de siempre: primero, su hermana Eos rodeaba los océanos para anunciarle a su hermano Helios por medio de cantos que recubrían cada surco de la tierra proveniente de los ruiseñores agradecidos en señal de un nuevo comienzo, la llegada del día impaciente por la puesta del Sol adornando el claro cielo para iluminar con esperanza, color y calor la llegada de un nuevo día lleno de esplendor. Y así, una vez el viaje de Helios tan esperado por muchos diera por terminado, era el turno de la enigmática Selene para actuar sobre la oscuridad tan placentera envuelta de misterios, silencios y movimientos finos de unas cuantas criaturas que desde la tierra le hacían compañía en esas noches tan solitarias.
Días, meses, años, transcurrían en esa misma rutina tan presos a la que se encontraban sometidos pero debía cumplir con su deber. Sin embargo, una noche de verano algo comenzó a cambiar en la tierra, algo fuera de lo habitual a la que tan acostumbrada estaba y sin darse cuenta, su interior se había inquietado por ser parte de aquel suceso tan desconocido para ella. En el monte Larmos, un pastor se dedicó a contemplarla cada que terminaba sus tareas diarias, nutriéndose de amor cada noche un poco más hasta quedar dormido con su desnudez bajo los rayos tenues de los astros sin darse cuenta que se había enamorado de aquella mujer protectora de la noche tan distante pero tan atrayente, y ella, encantada por el misterio que aquel hombre envolvía decidió ser partícipe, por lo cual una noche azul de esas tan especiales, descendió a la tierra para contemplar al misterioso pastor mientras dormía con su musculatura al descubierto y lo amó profundamente. Desde entonces, cada que él caía en ese sueño después de contemplarla, Selene siempre bajaba para recostarse junto a él sintiéndose por primera vez cálida, en compañía, completa y es que finalmente alguien era su luz en esa oscuridad a la que vivía tan acostumbrada.
— Mi amado Endimión, dueño de mi amor, te acompañaré siempre que duermas así que por favor, no te alejes de mí, labrador de mi pasión. Que yo tan eterna en estas noches vacías a las que estoy condenada no puedo sentirme viva si no es a tu lado. Quédate conmigo, en alma y cuerpo, te necesito. — le susurraba cada noche a su amado luego de que ambos hubiesen confesado su amor, esperando a que él jamás se alejase de su lado sin importar lo terrenal y efímero que Endimión fuese porque no hay nada más agobiante como ser poseedora de la inmortalidad dependiendo de lo mortal. Lo deseaba para ella, aunque solamente fuesen amantes en la noche.
— Oh, Zeus, venerado dios del Olimpo. Te imploro con mis más fervientes deseos que le concedas a mi amado Endimión la inmortalidad para poder contemplar nuestros deseos sin interrupción. — había recurrido a Zeus para que se apiadara de ella tan solitaria que años atrás había sido y que finalmente había podido encontrar su compañía tan llenadora pues Endimión comenzaba a envejecer, su cuerpo se marchitaba y cuán profundo dolor ella sentía en lo más recóndito de su interior. Lo perdía y se rehusaba a que eso sucediera.
Por esto, Zeus al observar aquella situación de los dos amantes, decidió ayudar pero con una condición, el cual Endimión no sufriría el paso del tiempo mientras estuviese dormido pero envejecería solo cuando estuviese despierto. Así, Endimión le hizo prometer a Selene que siempre lo acompañase en sus sueños cubriéndolo y protegiéndolo con sus rayos tan penetradores mientras se juraban un amor celestial, acompañados de poetas que en las noches donde los amantes se encuentran se vuelven los protagonistas de noches melancólicas en busca de un amor de verdad.


Ella no sueña más.

El olor de tu perfume, la esencia que me atormenta todos los días y se apodera de mis entrañas para recordarme el castigo a la que estoy condenada. Quiero soltarte, dejarte ir, ser libre como principio fundamental que merezco después de tan agonizantes encierros a los cuales he pertenecido; de verdad quiero lograrlo pero déjame intentarlo. A pesar de que nos prometimos encontrarnos en aquella noche azul tan nuestra pues tantos momentos nos vio pasar, sabemos que ninguno de los dos quiere volver a intentar así que terminemos con este suplicio rápido porque ya no doy más y quiero volver a soñar.
El insomnio va a acabar conmigo si continúo aferrándome a la luna como mi única salida, después de haber sido eclipsada por las cicatrices de aquel amor que prometíamos guardar. Las luces de las estrellas y los reflejos de una iluminada ciudad son las únicas que me guían en esa oscuridad que me rodea junto con una botella de vodka que de tantos vicios, ha sido ese al que más me has dejado acostumbrada.
No debimos caer en ese idilio extraordinario de Tristán e Isolda si sabíamos que solamente éramos Tomás y Sabina jugando a quién desistía primero ante la pasión. Aunque no puedo negarlo, qué bien que supimos jugarlo, sin embargo, hemos llegado al final de todo cargando con el precio de nuestra cordura.
Perdón por haberte lastimado, aún recuerdo el rojo vivo de tu sangre recorriendo con desesperación y dolor tus finas facciones de aquel diabólico rostro que me penetraba con esos ojos oscuros como el alma de a quien eran pertenecedores y debo decir, que el carmesí combinaba con tus venenosos labios con las que a muchas mataste. Por supuesto, eso no se compara en nada con el dolor tan sofocante al que me dejaste para siempre en mi interior, maldito demonio.
El viaje al que ambos hemos emprendido ya no tiene retorno, pues ahora somos dos entes ligeros, sin alma ni cuerpo que nos haga peso. Somos polvo que la tierra ya no quiere y que el viento arrastra por entre la gente perdida y muerta que ya nadie reclama. Somos ecos de voces mudas con temor a gritar, somos silencio, somos la nada.
¿A dónde iremos a parar? Ya es hora de ver la luz roja y dejar mis lágrimas salir; el estruendo de mi mente no me ha vuelto dejar pensar y el estado inconsciente con olor a alcohol y diversas sustancias ya no hacen efecto como en un principio. Estoy anestesiada pero en el fondo sigo sintiendo el reflejo de la dualidad a la que solíamos estar unidos y que me incomoda pues esa es la pieza que no encaja desde un buen tiempo atrás, es la espina que me recuerda el pecado al que nunca debí involucrarme pero que tengo miedo a sacar porque puedo sangrar.
Mas no me rendiré, mis huellas se alejaron de las tuyas y depende de ti seguirlas o no, pero yo seguiré, caminaré diez pasos más allá que tú sin mirar atrás, sin ningún remordimiento porque soy fuerte. De verdad que lo soy, a pesar de mis vicios y los malos hábitos con los que he quedado, soy fuerte.


Bullshit.

I. 
Camino dos pasos, ella se aleja diez. 
Intento alcanzarla pero la brecha entre ambos parece ser infinita, inalcanzable. 
Siempre tan distantes pero a la vez tan presentes. 
Eres un fantasma del cual nunca me libraré.
Ella era admiración en su totalidad,
Llevaba ese significado fluyendo en sus venas.
No tenía sangre, lo que tenía era inspiración.
Y transmitía con cada suspiro una ferviente constelación,
donde sus palabras iluminaban la mente de su fiel seguidor.
Ella era vida, alegría cargada de misterios y dolor,
Pero denotaba viveza en cada rincón.
Ella era muerte, sombría y oscura
Pero transformaba sus demonios en una canción.
Ella era tanto, sintiéndose poco,
Ella era mi alma y yo su perdición.

II.


Estás sola, estoy solo,
La soledad también puede ser un llamado.
O son solo silencios sin sentido,
Merecemos estar solos porque así lo quisimos.
Vete, que no puedo vivir contigo,
Vete, que solo puedo vivir conmigo,
Tan solo es el adiós que nos está haciendo un llamado.

III.

Ella es azul, sublime, meláncolica, intangible. 
Es un mar llena de misterios 
con oleadas que transportan sus más frágiles sentimientos. 
Ella es calma, serena pero no te confíes 
que en tan solo segundos puede provocar una marea de furia, caos y tragedias. 
Solo tú podrás controlar las emociones tan penetrantes que se apoderan de tu ser, 
pero déjame ayudarte que me he enamorado como nunca antes. 
Me atrapaste y ahora estoy sumergido en ti, sediento de ti. 
Te quiero, artista de mi cuerpo, dueña de mi alma. 
Te quiero, te amo, y susurro en silencio para contemplarte todo el tiempo.

Afraid.

Miedo 1: 
¿Qué es el miedo? Podría dar una explicación científica a tal sensación pero eso no le convencía pues creía fervientemente en lo intangible que rozaba lo inexplicable. ¿Contradictorio? Demasiado, pero se había acostumbrado a ello, al estar siempre cuestionándose y debatiendo todo a su alrededor, sí, se hundía innecesariamente en pensamientos que no lo llevaban a ningún lado pero que al menos lo mantenían ocupado y así dejaba en un segundo plano lo que tanto le estaba oprimiendo su gargánta extendiéndose hasta su corazón que lo hacía latir tan deprisa producto de adrenalina y de temor. Contaba con un miedo causado de tiempo atrás, un miedo que tomaba forma en el fracaso pues él siempre había sido de los que ganaban en todo sin mayor esfuerzo, sin embargo, ahora era diferente, todo había cambiado y tenía que luchar para lograr el éxito que tanto anhelaba. ¿Y si estaba dejando a un lado los placeres de la vida por esa obsesión se sobresalir y siempre triunfar? ¿Y si realmente no era esto lo que necesitaba? Pero sabía que el preguntarse tan constantemente aquellas cosas le estaba impidiendo observar con cautela lo que verdaderamente valía la pena pero aún así, no podía quitar esas dudas de su cabeza. Bah, tenía la habilidad de transformar lo más simple en algo tan complicado. No más, ya no más.


Miedo 1.1: 
Vivía con el miedo a la soledad pero a la vez, vivía con el miedo a estar condenado a depender de una felicidad compartida con alguien pues no necesitaba estar atado a la presencia de un ser llamado "alma gemela" para sentirme completo y encontrar la vivacidad que había perdido en el camino. ¿Vivía? No, no le hubiese llamado así y me corrijo, sobrevivía a este sinfín de temores que se imponían en lo profundo de mi ser. Detestaba ser tan sensible pero también tan racional, después de todo hacía lo posible para convencerse de que nada era real, todo era un juego de la química, el sistema límbico y las sinapsis que sucedían en su anatomía. Ah, tan exactas son las ciencias que sin rodeos te explica las cosas pero ¿qué sucedía con esa parte emocional que tan efectiva funcionaba en su cuerpo? La misma razón me hacía dudar sin razón, y era por esa parte tan humanamente sensible que me hacía creer en la magia aunque en mis adentros solo salga a la superficie el lado científico que he venido formando como un mismo ser.
Así que, ¿podré vivir y dejar de sobrevivir si me encuentro solamente en ese estado donde la lógica me haga afirmaciones de lo mundano? O ¿podré vivir estando al margen de las sensaciones solamente? Ciertamente se dice tener ambos para formar un equilibro emocional pero cuestionarse todo el tiempo ¿acaso eso es balance? Quién sabe, de lo único que estoy seguro es de ese desorden y caos con el que se lucha constantemente el cual no me deja vivir.


Oniria e insomnia

Y de nuevo nos volvimos a ver, así de casualidad como solíamos encontrarnos guiados por nuestros impulsos sin que supiéramos al abismo frenético al cual nos acercábamos, y de nuevo nos volvimos a jurar el amor desbordante que sentíamos el uno por el otro. ¡Vaya debilidad a la que estamos sumidos, y vaya masoquismo que manejamos! Sin embargo estaba atada a ti de una manera sofocante, atormentante del cual no me podía librar y a pesar que intentara alejarme lo más que pudiese de su perturbadora fragancia, él era el dueño de mis sueños y los necesitaba de vuelta.
    Ah, tantas excusas que me implanto solo para rehusarme a estar a su lado.

No quería volver a estar con él, lo odiaba, sentía repugnancia con su sola presencia pero a la vez lo amaba con esa misma intensidad pues odiarte es también amarte y viceversa. Qué complicado. Intentaba buscar soluciones coherentes a un mar de incoherencias de la cual ella se encontraba prisionera cada vez más. Sin embargo, de lo que estaba segura era que el verlo de nuevo, el escuchar su grueso tono de voz del cual hacía mucho tiempo sus oídos habían borrado tal música nefasta que por muchos años había sido su melodía favorita, y el sentir de nuevo su cuerpo tan lleno de virilidad que le encandilaba completamente la habían enloquecido como nunca antes pues los vicios son difíciles de dejar y más después de tanto tiempo en abstinencia de él.

Juro que lo intentamos e incluso nos declaramos los “te amo” que por tanto tiempo estuvimos guardando y por un momento, me encontré soñando de nuevo y esta vez era con él, qué agradable. No quería volver a dejar escapar mis sueños y menos cuando tomaban forma de él porque me sentía calmada, al fin había dejado de nadar contra la fuerte marea para soltarme y llevarme por las suaves olas que proclamaban la llegada a mi hogar. Pero como se sabe, las almas gemelas no se pertenecen porque esa persona se convierte en un espejo donde te revela todo lo que has reprimido y te derrumba los muros para despertarte, liberarte, y el vivir con alguien así se vuelve complicado pues es como convivir con tu verdadero ser, con el mismo caos que tienes, así que es preferible  dejarla ir una vez te ha abierto los ojos. Sí, nos dimos cuenta que no nos merecíamos estar juntos a pesar de ser el uno para el otro por lo cual, ahora tu segunda partida o mejor dicho, tu verdadera partida ya no me atemoriza ni me provoca tristeza porque sé que era lo mejor y al menos cuento con la satisfacción de haberlo dado todo esta vez aunque no fuese suficiente.

Tu sombra se aleja un poco más de la mía pues la empujo para no verla más, pero tu huella siempre quedará en mi interior aunque se vaya desvaneciendo con el tiempo o con tu ausencia, que es lo mismo pues el tiempo transcurre de manera diferente desde que no estás más a mi lado pero me iré acostumbrando a aquel cambio de horario, te lo prometo. Pero debo decir, me siento libre, sin ataduras, siento que soy yo misma sin necesidad de ti y aprenderé un poco más de mí con este insomnio al cual he vuelto a caer pero que es necesario para encontrarme después de haber vivido en una ficción toda mi vida al cual le llamaba “sueño” y que pretendía esconderme ahí.

Hoy, caminaré de regreso a nuestro sitio preferido que tantos recuerdos nos vio formar pero no para llorar o para gritar por regresar sin ti, sino porque quiero librarme de tus cenizas tan aferradas a mi cuerpo pues ya muchas manchas me ha dejado y no quiero seguir ensuciándome más. Esperaré a que el viento se las lleve lejos de mí para limpiarme de ti y comenzar de nuevo, eso es lo que necesito.


Deep inside

‹ 'Ya ves, continuamos viviendo, cada uno a su manera, incluso ahora', pensé. Por profunda y fatal que sea la pérdida, por importante que sea lo que nos han arrancado de las manos, aunque nos hayan convertido en alguien completamente distinto y sólo conservemos, de lo que antes éramos, una fina capa de piel, a pesar de todo, podemos continuar viviendo, así, en silencio. Podemos alargar la mano e ir tirando del hilo de los días que nos han destinado, ir dejándolos luego atrás. En forma de trabajo rutinario, el trabajo de todos los días, haciendo, según cómo, una buena actuación.›

El camino tan inestable al que me veía atado, procedente de millones de malas decisiones y caos al cual había sido partícipe ahora me conducía a un sinfín de segundas oportunidades llenas de esperanzas que iban despejando la turbulencia en la que me encontraba y que me volvían acercar a ti sin que me diera cuenta, o quizá nunca nos habíamos separado realmente pues nuestras almas seguían unidas por un hilo transparente y donde quiera que volteara, ahí estaba la imagen de ella tan vívida como siempre para recordarme que te pertenecía, que me pertenecías, que nos pertenecíamos pero que a la vez éramos libres porque me hacías volar más alto con el impulso tan mágico que inspirabas pero sin atar mis alas a las tuyas y a la vez me hacía ser yo mismo sin ningún miedo que tener.

Ya no éramos los mismos, habíamos cambiado durante el recorrido de una forma radical producto de las circunstancias vividas y experiencias que nos volvieron más fuertes y maduros pero no menos tristes pues esa tristeza de tu ausencia la pretendía aminorar con trivialidades que creí importantes cuando cada vez me pesaba más tu partida. Supongo que hay cosas que nunca cambian por más que intentemos de hacerlo.

La mirada tan penetrante de aquellos ojos que se cruzaron con los míos una vez más después de tantos días sin observar, ventanas de tu alma tan pura y misteriosa se volvían el centro de atención de cualquier lugar y me estremecía el interior, me desordenaba los pensamientos y junto a esos rojos labios de sabor dulce que me hacían tan adicto y que me recordaba la dolorosa abstinencia a la que había estado sometido me provocaba un sensación de desesperación pues nunca un vicio se había vuelto tan necesario en mi vida.

El volver a verla, ya no en imágenes sino tan tangible y alcanzable a unos cuantos metros de él era magnetizante, hechizante, atrayente, terrorífico, le producía de nuevo esas emociones las cuales le mostraba que él no era solo un cuerpo palpable pues contaba con un alma que se alteraba de manera desorbitante. ¿Cómo era posible? De hace rato había intentado ocultar las emociones que tan fríamente se habían desvanecido desde su partida o que al menos eso creía. Sin embargo, era increíble que ni el río hubiese podido llevar las cenizas que se desprendían de él y en cambio, de ahí comenzaban a surgir pedazos de ella que intentaba dejar ir pero que se agarraban de sus entrañas para nunca más soltarla. No sabía lo que pasaría después pero estaba en calma, y la quería a ella a su lado por el tiempo que durara esa eternidad a la que se veían envueltos.



De nuevo, incoherencias.


Y ¿quién dijo que se necesitaba huir de la ciudad para librarse de tan nefastas situaciones en las que me he visto involucrado? Después de todo, lo que me atormenta se encuentra dentro de mí y se aferra de mi alma tan desesperadamente para no dejarme ir, condenado por siempre al maldito caos que no se apiada de mi vida. ¿Vida? ¿Qué sé yo de vivir? Si tantas veces he sido víctima del aislamiento y del miedo que me han impedido vivir, así que no escaparé, ya ha sido suficiente después de tanto huir del mundo que me rodea.
 
El cielo tan infinito, el mar tan sublime y la naturaleza tan fresca me sirven de llamado para hundirme en mis pensamientos y luchar por lo que quiero, aunque sea contradictorio pues sé que entre más me sumerja en mi mente, a más crisis me veré involucrado dejando a un lado las ganas infundidas de luchar, sin embargo esta vez quiero salir de aquellas tormentas para hacer lo que quiero pues ya ha pasado un buen tiempo desde que hice algo por gusto; y es que todo se resume a las contradicciones como es el “vivir para morir” o el “sufrir para ser feliz”, ya que no se puede tener una sola convicción tan pura sin que exista su lado amargo.
 
Finalmente me he dado cuenta de la dualidad entre el cuerpo y lo interno (¿alma?), porque cuando se sufre, es que podemos sentir el cuerpo, carne débil rendida ante el dolor. De lo contrario, cuando se está en un estado de satisfacción, el cuerpo se vuelve leve e invisible ante nuestros sentidos mientras que interiormente sentimos una profunda satisfacción que nos encandila. Una unidad, un equilibrio, una armonía es lo que se supone debemos mantener, pero cuando se está siempre sumido en el dolor o en la satisfacción, ¿acaso uno no queda anestesiado ante tal sentimiento? Y nos volvemos seres inertes manipulados por el sistema al que todos nos vemos involucrados y del cual hacemos parte, comenzamos a creer, a pensar y actuar como se nos muestra para fingir si quiera una pizca de emoción la cual creemos con fervor. Pero se llega un momento en que se debe despertar, salir de la agonía silenciosa que nos maneja. Y por esto, se debe mencionar a nuestros ojos los cuales son propios de cada quien, las ventanas de quien observa y solo estos son capaces de develarnos tantos secretos o de ocultarlos, si así lo preferimos. Somos quienes controlamos si ver (incluso los pequeños detalles) o no (aunque creamos estar viendo), y de ahí parte todo. Ya ni siquiera vemos realmente por estar pendientes de las pantallas como la televisión, las cámaras, el ordenador, las ventanillas, en los cuales ponemos nuestra más íntima confianza para dejar que nos muestre la realidad y luego pretendemos buscar un edificio con una maravillosa vista exterior donde podamos vivir y ¿para qué si solo observaríamos lo que quieren que veamos?
 
No sé nada, definitivamente no sé nada, solo menciono cosas al azar regido por los impulsos tan característicos del ser humano o, mejor dicho, las incoherencias absurdas que nos controlan en todo momento cuando la razón hace imposible ordenar los pensamientos.