lunes, 29 de junio de 2015

Perhaps in a parallel universe, I am still holding your hand.

Los minutos pasaban y sentía transcurrir cada segundo lentamente como si se tratara de una carrera a contra reloj; quizá lo era, porque después de todo, el tiempo avanza y no hay vuelta atrás. Sabía que cuando esa sensación se apoderaba de su interior era por los recuerdos que en su mente comenzaban a abundar puesto que siempre aparecían las mismas imágenes que día a día se tornaban cada vez más borrosas y ese era el temor con el que cada minuto cargaba, no quería que lo poco que le quedaba de esos hermosos recuerdos desaparecieran.

Cada que episodios como estos le ocurrían, optaba por quedarse en su cama escuchando a todo volumen un poco de rap o rock, siempre le calmaban aquellos géneros musicales de algún modo; pero, no era suficiente con sólo esto sino que también necesitaba encender un cigarrillo pues se había acostumbrado a tomar bocanadas de humo moviendo sus dedos índice y anular repetidas veces, dejando en su interior sentir los calmantes que la nicotina producía y que se sentía tan bien. Esto se había vuelto un rito para él y lo pensaba cumplir hasta que encontrara algo mejor para relajarse, lo cual dudaba mucho puesto que desde hace tiempos había decidido depender de ello que hacerlo con alguna persona.

La soledad con la que contaba era el menor de sus problemas, tenía sus amigos y los veía todo el tiempo al igual que todos los días llamaba a sus padres para no perder el contacto con ellos en ningún momento, sin embargo cuando llegaba a su casa todo era solitario y le gustaba así, se había acostumbrado pues sentía un aire fresco cada que no tenía a nadie a su alrededor; por supuesto, tenía sus momentos en donde le costaba despertarse y ver que no tenía a nadie a su lado pero tenía que seguir adelante aunque el perfume de ella que todavía sentía en las sábanas lo embriagara en las noches y lo persiguiera en sus sueños. La sombra de su esbelta silueta lo perseguía a él a cada paso que realizara en su hogar y tal vez por esto le gustaba quedarse ahí puesto que se sentía acompañado en su soledad.

— “La joven había penetrado e impregnado todo su ser, de suerte que el recuerdo de ella permanecería siempre vivo en su memoria, eternamente fresco. Ella lo había sido todo para él, porque lo había transformado en poeta. Pero con esto la joven había firmado también la sentencia de la pena de muerte para el pobre muchacho.”— leía y releía ese fragmento de un libro que había comprado hace mucho tiempo cuando se había dedicado a la filosofía y a ese existencialismo que lo habían llevado al borde de la desesperación y la angustia en sus tiempos de estudiante cuando se cuestionaba la condición de la existencia humana, una de sus tantas aficiones en los que se refugiaba cuando apenas estaba encontrando su identidad. De algún modo, ese fragmento retumbaba siempre en su cabeza como si sintiera cada palabra escrita en el papel, como si él lo hubiera escrito y ahora formaba parte de él.

No quería pensar más, quería dejar fluir todo hundiéndose en la música y en el aire contaminado por su cigarrillo que le gustaba aspirar. Cerró sus ojos para dejarse caer en ese abismo de oscuridad que lo conducía a una muerte momentánea para más tarde poder revivir o quizá seguir muerto, quién sabe, todo dependía de si ella volvería.



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